ABRIENDO CAMINOS
El temporal Filomena a su paso por Madrid ha dejado un rastro cuyas consecuencias aún padecemos: nieve acumulada en las calles, con hielo que las hace intransitables y peligrosas, y accesos obstaculizados.
Nuestra parroquia se ha puesto manos a la obra para ayudar a sus vecinos, y facilitar a los fieles el acceso al templo. Abriendo caminos… Así lo ha definido nuestro párroco, Jorge Domínguez. «Empezamos el domingo, explica. Despejamos un pequeño boquete en la puerta del templo para que los fieles pudieran venir a Misa. Y, a pesar de la situación, no faltó gente a las eucaristías».
Una tarea con la que hemos continuado. «Con la ayuda de gente sencilla, hemos podido abrir un camino entre Bravo Murillo y la avenida de Asturias gracias al cual se puede transitar por la calle Conde de Serrallo sin nieve y sin hielo. Queríamos que los fieles pudieran llegar a la parroquia, visitarla y asistir a la Eucaristía», señala. Algo que hemos logrado, ya que los feligreses no faltan. «No hemos cambiado ni la Misa de las 8 de la mañana. Es cierto que viene menos gente, pero es que hemos dicho a las personas mayores que no se muevan de sus casas. Ya estamos acostumbrados, por la pandemia».
Los vecinos agradecen estos trabajos de ayuda y de limpieza, «aunque para nosotros, con que no se caiga nadie, es suficiente», asegura. Y es que la parroquia está ubicada en el barrio de Tetuán, una zona con calles muy estrechas donde la nieve se ha acumulado en grandes cantidades. «Por ejemplo, detrás del templo hay sitios con un metro y medio de nieve. Y todavía no han pasado las máquinas para limpiarlo». Por eso, «ayer hemos estado ayudando a conductores en dificultades. Sacamos tres coches y una furgoneta de reparto: esa nos costó más, tardamos unas tres horas».
Árbol caído
«Dentro de la normalidad, hemos hecho lo que se ha podido», afirma el párroco. Aunque aún quedan tareas pendientes. «Se nos ha caído un árbol en el jardín de la parroquia. Un pino. Gracias a Dios, no ha causado daños. Unas ramas se han caído hacia el jardín, y otras hacia la acera, pero no dificultan el acceso al templo. También hay otras ramas rotas que aún no se han caído, pero que suponen un peligro. Sin embargo, nosotros no las podemos retirar. Hemos llamado a los servicios del Ayuntamiento, y estamos pendientes de que vengan a limpiarlo».
Ahora, la mirada de nuestro párroco está puesta en el domingo que viene. «Nosotros atendemos una capellanía filipina. Pero el domingo pasado dijimos a los miembros de la misma que no vinieran a Misa, porque viven desperdigados por todo Madrid, y la situación no era buena. Les animamos a que fueran a las parroquias más cercanas. Y esperamos que el próximo domingo ya puedan venir al templo».
Mientras tanto, animamos a la comunidad parroquial por WhatsApp.